Cuerpo y Territorio

Foto: Plan International Guatemala  Foto: Plan International Guatemala 

Tres generaciones rompen los mitos de la menstruación 

Escrito por Ana Alfaro

En Guatemala la menstruación aún atraviesa por los silencios, el estigma, las escasas explicaciones y desigualdades. Tres generaciones, abuela, madre y nieta cuentan cómo vivieron su primera menstruación, y lo esperanzador que es que en la actualidad ya se pueda hablar de este fluido que nos da vida a las mujeres. En el marco del Día Mundial de la Higiene Menstrual, las colectivas de mujeres proponen que se hable de salud sexual, para romper el tabú al que se ha asociado.

“Mi mamá todavía no me había hablado, porque todavía no me había bajado. Por eso yo no sabía. Cuando me bajó, mi mamá me dijo, ‘eso es la menstruación’”, así contó Raquel su vivencia con su primera menstruación, ella es una niña Q’eqchi’ de 12 años de  Alta Verapaz. Su historia coincide con la de niñas y adolescentes que empiezan a descubrir esta etapa de crecimiento en su cuerpo, que las toma desprevenidas y sin información hasta que llega su primer sangrado o menarquía. 

La diferencia de Raquel con otras niñas, en esta situación, es que ha tenido acceso a información y que lo puede hablar con sus familiares.  Esta es una historia de tres mujeres en un territorio específico, que no es ajena a la experiencias que han vivido las niñas y mujeres mestizas o en las ciudades. Es cuestión de tabúes y de falta de acceso a la información. 

Guatemala es un país con una población de 17 millones 843 mil habitantes, de los cuales 9 millones 65 mil son mujeres y 8 millones 777 mil hombres. Las mujeres representan la mayoría, de acuerdo al censo del 2018. Muchas de ellas no tienen acceso a información sobre su cuerpo y su salud. A nivel legislativo, hay dos leyes atrapadas que han puesto en el centro estos temas: la iniciativa 6044 para el Fomento de Salud Menstrual Digna (marzo, 2022) y la iniciativa 6157 Educación Integral en Sexualidad (octubre, 2022), apoyadas por organizaciones de la sociedad civil. 

En plena irrupción de la inteligencia artificial y naves espaciales usadas para turismo espacial, situaciones que acaparan la atención en el mundo, Guatemala sigue reflejando la marcada desigualdad en la población. Calles con presencia de autos eléctricos, robots que limpian casas en zonas exclusivas, cajas de autocobro en centros comerciales, un escenario opuesto al que viven las mujeres y niñas en los territorios donde las familias tienen que decidir entre comprar comida, jabón o/y productos para atender la menstruación.

La economía, el poco acceso a la información, sumado a la vergüenza o la desconfianza que sienten las niñas para contar que están menstruando, a su mamá, abuela o familia cercana, son elementos rodeados por el silencio, mitos o estigma. Lidia, la mamá y Erlinda, la abuela de Raquel, pasaron por el silencio y el miedo cuando empezaron su menstruación. Nadie en su familia les contó qué era. 

Raquel mencionó que dentro de los mitos que ha escuchado está el que asegura que las mujeres no deben bañarse mientras dure la menstruación, o que no deben cargar a los bebés, ni lavarse la cabeza o salir de su casa sola. “Entonces, cuando se burlan, yo me siento triste, o cuando algunos niños se burlan de las niñas cuando les está viniendo su menstruación. Los mitos son falsos, son mentiras, porque en realidad las mujeres pueden salir”, expresa en  una entrevista. Ella es participante activa del programa Generación con Decisión y Liderazgo de Plan International Guatemala. Muchas de las niñas de su edad están rodeadas de ese miedo debido a las historias falsas que escuchan.

Al conversar con la abuela, madre e hija coinciden en sus relatos, de que con la llegada de  su primera menstruación las envolvió el miedo, aunque la madre y la abuela tuvieron como único auxilio o solución acudir al río al ver la sangre en su ropa. 

“Cuando me vino mi menstruación sentí mucho miedo. Yo estaba en el río lavando, como antes llegábamos a lavar. Y dejaba mejor mi ropa allí, en el río, cuando veía que era sangre. De allí me volvió a bajar la menstruación, yo no sabía qué era lo que me estaba pasando, me asustaba cada vez que me bajaba, y como me daba miedo, no decía nada”, relató Lidia, madre de Raquel. 

Poco a poco, Lidia le fue contando a su mamá lo que le sucedía, pero la respuesta que recibió venía con una prohibición: “No tenés que estar saliendo a ningún lado, no podes salir de la casa cuando te baje esto”. En su casa, la menstruación era un tema que solamente podía hablar con su mamá. “Mi papá no me podía decir nada sobre esto, porque se decía que los hombres no debían saber de la menstruación, por eso fue que mi mamá me explicó cómo me tenía que cambiar el paño y qué debía hacer”, recordó Lidia.

 Raquel de 12 años junto a su madre Lidia, de 34 años, y su abuela Erlinda de 65 años. Las tres mujeres del territorio Q´eqchi’. Foto: Plan International Guatemala
Raquel de 12 años junto a su madre Lidia, de 34 años, y su abuela Erlinda de 65 años. Las tres mujeres del territorio Q´eqchi’. Foto: Plan International Guatemala

Claudia Say, asesora técnica del Programa Generación con Decisión y Liderazgo de Plan International Guatemala, explica  que hay muchos tabúes que enfrentan las niñas. Primero, desinformación, porque se cree que la menstruación es “sucia” y que no se pueden llevar a cabo actividades de la vida cotidiana. Además del tema de desigualdad, agrega que mientras unas niñas sí tienen la posibilidad de adquirir productos para atender la menstruación, hay otras que no, por lo que es un tema de “justicia social y la desigualdad”.

Actualmente, se conocen productos como la toalla sanitaria, copa menstrual, calzones menstruales, paños o ropa que convierten en compresas. Ya que hay todo un movimiento alternativo para usar paños de tela o sencillamente dejar de usar productos de la industria.

Desde 2021, la organización Plan International en Guatemala, ha brindado talleres e información a niñas, niños y adolescentes mayores de 10 a 17 años en temas de uso adecuado de productos menstruales, información científica de los cambios físicos y psicológicos que se producen en el cuerpo al tener la menstruación con el objetivo de crear espacios seguros y de respeto y promover la educación menstrual a través del involucramiento de docentes, padres y lideresas que influyen en la toma de decisión en las comunidades. 

A partir del año 2024, han trabajado con niñas, sus madres, padres y abuelas sobre el tema de la menstruación en Alta Verapaz.  En los resultados del informe “Eliminando las barreras para la educación de las niñas a través de la educación para el manejo de la higiene menstrual, 2024”, detallan que facilitaron talleres a 633 hombres, 575 mujeres menores de edad y un público adulto de 43 hombres y 44 mujeres.

Alta Verapaz es uno de los departamentos en donde existe un alarmante número de niñas embarazadas, según registros del Observatorio de Salud Reproductiva (OSAR). En lo que va del 2025, es el tercer departamento con mayor número de embarazos en niñas y adolescentes, alcanzando 506 niñas y jóvenes embarazadas. Además desde enero de 2018 hasta octubre de 2023, hubo en Guatemala 6,697 desestimaciones fiscales y judiciales de casos de violencia sexual contra niñas menores de 14 años, según Human Rights Watch  .

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La educación menstrual, un reto

Hablar de ciclo menstrual, que es el periodoaproximado de 28 días a 35 días en el que una mujer experimenta cambios en su cuerpo, especialmente en el útero y ovarios, y de la menstruación que es la etapa del ciclo menstrual que se caracteriza por el sangrado vaginal, no solo es un tema para conocer el cuerpo, sino también para evitar embarazos en menores de edad y que ellas se sientan seguras de asistir a sus actividades sin prejuicios. 

De acuerdo con datos de Plan International Guatemala, las niñas faltan a clases en los centros educativos de cuatro a cinco días al mes cuando están menstruando, esto por la vergüenza y el estigma que hay cuando no tienen la información oportuna. Con la intervención que hizo esta organización para informar sobre la menstruación, este dato disminuyó, y se logró que solo faltaran un día al mes a la escuela, en 14 centros educativos del departamento de Alta Verapaz.

La abuela de Raquel contó que mientras era estudiante no acudía a la escuela cuando estaba menstruando. Incluso, recordó que su mamá solo le dijo que el sangrado duraría tres días y luego no se habló más. “Saber por qué no lo hablaba, me daba mucha vergüenza y miedo”, relató.

Cuando se convirtió en madre, la historia fue un poco diferente. “A mis hijas no les dije con detalles qué les iba a pasar, porque decían que no era bueno hablarlo, por eso lo oculté y no les decía nada, hasta que a ellas les bajó”, recuerda.

Tres generaciones unidas a un momento específico, donde el tiempo y el contexto ha ido cambiando. Raquel ahora se encontró con otra realidad, desempolvar la verdad sobre la menstruación para poder hablarlo, incluso, con su papá, y recibir consejos de su abuela. “Cuando me bajó esa primera vez yo no sentí miedo, no tenía vergüenza”, manifestó. Ahora, ya sabe cómo usar una toalla sanitaria y cómo desecharla, y conversa con su familia acerca de este proceso natural.

Pero el conocimiento no solo abarca las tres generaciones de mujeres de la familia sino también ha influido en Pedro, el papá de Raquel. Él tiene 40 años y afirmó que nadie le había contado qué experimentan las mujeres cuando tienen la menstruación. Ahora, considera que es bueno que las niñas puedan hablar de estos temas y que los padres estén enterados que sus hijas están menstruando para apoyarlas en lo que necesiten.

“No es una enfermedad, no es vergüenza, porque todas las mujeres pasan por eso porque así es la vida para estar aquí en este mundo”, agregó Pedro.

De higiene a salud menstrual

En Guatemala existen varios colectivos que hablan de la menstruación como un derecho, como Guatemala Menstruante o Period. Ruda conversó con Marcela Reyes, codirectora de Period Guatemala, señaló que anteriormente solo se manejaba el concepto de higiene menstrual, por el acceso a tener saneamiento, agua limpia, jabón y productos menstruales. Ahora los movimientos de mujeres y movimiento menstrual han decidido llamarle salud menstrual. “Cuando decimos ‘higiene’ automáticamente pensamos en que la menstruación es sucia y que necesita ser higienizada; preferimos decirle salud, porque la menstruación ya de por sí carga con mucho estigma como para seguir diciendo que necesita ser limpiada”, declaró. 

 La Colectiva Period Guatemala apoya que se apruebe la ley 6044  Foto: Period Guatemala
La Colectiva Period Guatemala apoya que se apruebe la ley 6044  Foto: Period Guatemala

Reyes explicó que en la ciudad de Guatemala, la primera información que reciben las adolescentes sobre la menstruación es por parte de empresas que venden productos menstruales, mientras que en los departamentos, se enteran por conversaciones entre mujeres cuando participan en actividades donde confluyen, como lavar o cocinar; y la información llega más tarde, a los 14 años, y en la ciudad desde los 11 años.

“Hay muchas religiones que arrastran un concepto de la menstruación como algo sucio, algo pecador, algo impuro. La menstruación se relaciona mucho con la sangre de Eva, por ser el pecado original, se le atribuye que es por su culpa, prácticamente, que tenemos que sufrir la menstruación, entonces esa es una idea que se repite mucho”,  dijo Reyes.

Erlinda, ahora siendo abuela, recuerda que cuando era joven, la explicación se basaba en que menstruar era una enfermedad. “No sé porque nos ocultaban mucho ese tema, nos decían que eso era sucio, que era una enfermedad”, relató. En cambio Raquel al menstruar dejó de tener esa visión. “Mi maestra me dijo que la menstruación es algo normal, que no es algo malo, que no es una enfermedad”, manifestó.

 La abuela de Raquel resalta la importancia de que las niñas conversen con sus padres sobre el ciclo menstrual para que no vivan con tabúes y estigmas y sepan cómo es gestionar la menstruación. Foto: Plan International Guatemala.
La abuela de Raquel resalta la importancia de que las niñas conversen con sus padres sobre el ciclo menstrual para que no vivan con tabúes y estigmas y sepan cómo es gestionar la menstruación. Foto: Plan International Guatemala.

El ciclo menstrual también revela la lucha contra el patriarcado. Según la codirectora de Period Guatemala, “que una mujer sea capaz de sangrar por cinco días y no morirse, es algo sorprendente para los hombres. Tiene que ver con este nivel de jerarquía que hay entre los hombres y las mujeres, y cómo la menstruación también ha sido instrumentalizada para bajarnos hacia una posición de subordinación”. Existen textos antropológicos que explican que en algunas sociedades antiguas, las mujeres tenían sus propios templos menstruales, sus propias comunidades menstruales, pero que también estos se fueron disipando o destruyendo porque representaba esta contraposición a la hegemonía patriarcal.

En el país, según la organización Period, nueve de cada diez mujeres utilizan toalla desechable para su menstruación. El último censo también detalló que un 10% de los hogares tiene un inodoro conectado a fosa séptica, 32.3%  letrina, 52.3% inodoro conectado a una red de distribución y el restante no tiene servicio sanitario de ningún tipo. Los datos describen que pocas mujeres pueden tener un espacio higiénico y privado para acudir al baño y atender dignamente los cuidados que requiere la menstruación.

La sangre sin mitos

Raquel sueña con ser una artista, además expresó que se siente muy contenta de que toda su familia ya sabe que menstrúa y que tiene la información adecuada para poder aplicarla en su vida. 

Ella dice que este es un tema que no solo se debe hablar con las niñas, sino también con los niños. “Es que lo que es importante es hablar con los niños. Cuando los niños crezcan, serán hombres, tendrán esposas. Por eso es importante hablar con los niños y compañeros de la escuela para que algún día no se burlen de esos cambios que suceden a la mujer”, afirma.

En el país los derechos a la salud de las niñas, mujeres y personas menstruantes aún es tema pendiente por parte de los servicios de salud, así como los datos de desigualdad que revelan que aún existen un tercio de la población que utiliza letrinas y baños sin acceso a agua, según el último censo de 2018, así como la falta de datos sobre la salud menstrual de las mujeres y personas menstruantes.

La historia generacional de las mujeres de la familia de Raquel, inspira a otras a hablar desde la libertad, información oportuna y confianza sobre la sangre que une a las mujeres, el ciclo menstrual. 

Lee más sobre la primera menstruación en el siguiente link: 

https://www.rudagt.org/temas/menarquia-la-llegada-de-nuestro-sper-poder 

*Este reportaje fue realizado en alianza con Plan International Guatemala. 

Participaron de esta nota

Ana Alfaro

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