Desigualdad
En Guatemala, la brecha salarial entre un hombre y una mujer se ubica por ingresos entre 3 mil 142 quetzales con 70 centavos para él, y 2 mil 335 con 20 centavos para ella. Los hombres generan el mayor ingreso aunque desempeñen los mismos cargos u operaciones.
La educación es un derecho fundamental y, desde hace décadas, se ha convertido en uno de los pilares principales de las agendas de desarrollo, tanto de gobiernos como de organizaciones internacionales. Educarse garantiza a las personas el acceso a niveles de vida dignos y la posibilidad de desarrollarse individualmente de manera plena. Esto, además, contribuye a que las sociedades generenmayor innovación, crezcan económicamente, gocen de condiciones de vida más pacíficas y reduzcan sus niveles de pobreza y desigualdad. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), un año más de educación es tan significativo que resulta en una reducción del coeficiente de Gini de alrededor de 1.4 puntos porcentuales. Sin embargo, un grupo poblacional enorme todavía no goza todavía de este derecho en su totalidad.
En una casa de la zona 14 de la Ciudad de Guatemala, dos mujeres trabajadoras del hogar decidieron exigir sus derechos un 1 de mayo de 1990, en el Día Internacional de las Trabajadoras. Después de laborar por tres años en esa casa, con jornadas de trabajo de más de 16 horas diarias, sin días de descanso y sin pago por horas extras, decidieron hablar con sus empleadores. Con miedo y la incertidumbre de ser despedidas, pero seguras de cuáles eran sus derechos, tomaron la palabra. Susana Vázquez dijo: “hoy es asueto, si no nos pagan por quedarnos a trabajar, nosotras saldremos”. Desde ese entonces sus empleadores ya no pudieron negarse a cumplir los derechos de las dos mujeres trabajadoras.