Desalojo
Por Prensa Comunitaria
Rodeada por cientos de kilómetros de palma africana de la empresa NaturAceites, a 320 kilómetros de la Ciudad de Guatemala, se encuentra Palestina Chinebal, en el municipio de El Estor, Izabal; una comunidad maya Q’eqchi’ que ha sido desplazada por agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) alrededor de siete veces con el fin de garantizar a la empresa la expansión del cultivo, pero esa tierra, asegura la comunidad, les pertenece y no a la empresa.
Cerca de las once de la mañana del 4 de agosto, la Universidad de San Carlos (Usac) fue atacada por un grupo de choque perteneciente a Walter Mazariegos, en donde violentaron a las y los estudiantes en resistencia. No obstante, la toma continuó.
Más de 90 familias de “Palestina”, una comunidad Q’eqchi’ ubicada dentro de la finca Chabiland, en Chinebal, al sur de El Estor, Izabal, se quedaron a la intemperie y perdieron todas sus pertenencias en cuestión de horas. El 16 de noviembre, pasado al mediodía, un grupo de hombres vestidos de civiles prendió fuego a las casas de la aldea. A pocos metros de distancia, los policías observaron impasibles el bailoteo de las llamas y el humo, mientras otros desalojaron a las pocas personas que no se habían refugiado en las montañas. El Gobierno aprovechó el estado de sitio impuesto en el municipio a finales de octubre y utilizó toda la fuerza de la policía en contra de una comunidad indefensa para “liberar” el terreno y entregarlo a la empresa de palma africana NaturAceites.

Mujeres q’eqchi’ de Lote Ocho buscan justicia por tortura sexual y delitos contra los deberes de la humanidad
Luego de demandar penalmente a la minera canadiense Hubday Minerals en su país, las 11 mujeres de la Comunidad Lote Ocho buscan acceder a la justicia en Guatemala. Este 5 de octubre presentaron una querella penal contra la Compañía Guatemalteca de Níquel -CGN- por los delitos de tortura sexual y delitos contra los deberes de la humanidad. Estos hechos ocurrieron en el 2007 durante un desalojo ejecutado por fuerzas policiales, militares y seguridad de la minera CGN.
Por: Max Binks-CollierVía: Prensa Comunitaria