
No me falta nada
Escrito por Ruda
Durante mucho tiempo me preguntaron: “¿Y cuándo vas a empezar tu transición?”. Al principio me confundía, pensaba que quizá aún no era suficiente, que me faltaba algo; que tenía que tomar hormonas, operarme el pecho, cambiar mi voz… como si ser trans viniera con un manual obligatorio que yo no estaba siguiendo.
Pero con el tiempo entendí algo importante: yo ya había empezado mi transición desde el momento en que decidí vivir como quien soy. No me falta nada. No estoy incompleto. No estoy en pausa. Esta es mi vida, no un ensayo.
Soy un hombre trans. Un hombre con tetas. Un hombre sin testosterona. Un hombre que no se avergüenza de su cuerpo.
Mi identidad no está en disputa. No necesito moldear mi cuerpo para que sea válido. No estoy esperando una cirugía para existir. No necesito hormonas para convencer a nadie. Ser trans no es una línea recta, ni una lista de pasos a cumplir; ser trans es una afirmación cotidiana de quién soy. Y yo me afirmo en cada gesto, en cada palabra, en cada espacio donde entro y dejo claro que no voy a esconderme.
Mi cuerpo no es un error, no es algo que deba corregirse. Es la casa donde habito, donde amo. Y me gusta. No porque se parezca al de otros, sino porque es mío. Y porque con él he desafiado todo lo que me dijeron que no podía ser.
Ser trans con orgullo no es solo gritarlo, es también callar cuando quieren imponerte vergüenza, y seguir caminando. Es mirar tu reflejo y sonreír sin pedir disculpas. Es decir, “Soy así” y que eso sea suficiente.
Ser trans es recordar que también hay que derribar la idea de que hay una única forma válida de ser trans. Existo así, sin bisturí, sin testosterona, sin culpa. Y no, no me falta nada.
Participaron de esta nota
Ruda
1045 artículos