
La nostalgia me consume
Escrito por Ashley Salazar
Por Ashley Salazar
La nostalgia es algo que nos plaga finalmente a todos y todas. Los olores, la comida, la música. El calor de Semana Santa y el frío de diciembre. Una palabra, una frase, algo que hace que nuestro cerebro vuelva el tiempo atrás. Las camionetas rojas número 22 que recorrían la calzada San Juan, con la música a todo volumen y los ayudantes gritando para que nos corriéramos al centro, ya no son las mismas de ahora.
La nostalgia un día nos va a matar.
Esa experiencia de recordar con cariño y añorar el pasado aparece de vez en cuando para algunas personas, pero para mí es algo constante; satura nuestra cultura. Incluso, empezamos a extrañar los chocolates Crispin, tratando de revivirlos con otros nombres. No recuerdo su sabor, pero sí recuerdo a una persona que los amaba con locura.
Si le preguntamos a alguien en internet, su respuesta será que la nostalgia es una sensación conmovedora, porque recordamos el pasado a través de un filtro optimista o agridulce, sabiendo que nunca se puede regresar el tiempo (@thafuck_, 2023).
Entonces, ¿qué es la nostalgia realmente? No lo sé. Guatemala ha cambiado mucho desde hace bastante tiempo, y creo que no para bien. Nuevos presidentes, nuevos problemas, nuevas situaciones que ponen en peligro nuestro bienestar. Guatemala cada vez cambia, y para mí es raro ver cómo algo que una vez odié ahora me genera un sentimiento de nostalgia, porque Guatemala cambiará y no sabemos si para bien o para mal.
El mundo sigue cambiando, girando, dando más nostalgia a las nuevas generaciones. Ahora ver el 2022 da una tremenda nostalgia. Las risas, las fiestas, los nacimientos…
Pero aún me siento nostálgica pensando en los desfiles navideños de Hiper Paiz. Extraño los juegos en Peri-Roosevelt. Que la feria del 15 de agosto fuera una emoción en vez de solo un día feriado, que los desfiles del 15 de septiembre fueran emocionantes para una colegiala.
¿Qué es el duelo sino el amor perseverante? Explicó Marvel una vez.
Creo que la nostalgia nos consume poco a poco porque miramos cómo el tiempo avanza y nosotros no. O tal vez en la esquina de la casa pusieron una farmacia en el lugar donde antes vendían frutas. Las canciones de la radio cambiaron, los partidos de fútbol donde gritaban “¡Gallo, la mejor cerveza!”, ahora tienen nuevos patrocinadores.
¿La nostalgia vende? Creo que sí. Pero nos hace recordar los viejos y buenos momentos. Recordamos la primera vez que vimos Top Gun en el cine, cómo eran antes los restaurantes Patsy en la ciudad, cómo Pollo Campero cambió su forma de promocionar y de enseñar las Luces Campero —ahora más modernas—.
Guatemala es una estampa de nostalgia. Si lo miramos en un microscopio sabemos muy bien el dónde, cuándo, cómo y por qué sucedió algo en nuestras vidas. Por ejemplo, si estamos en una calle de la zona 1 podemos recordar olores, personas, una frase o incluso un corazón roto. El recordar viene acompañado de nostalgia.
¿Extrañamos el hogar? ¿Extrañamos cuando no había tanto tránsito en la calzada Aguilar Batres? ¿Extrañamos ver a Los Tres Huitecos los sábados en Guatevisión?
Claro, el decir: “¿Te acuerdas de…?”, es una forma de conectar con las personas. El escuchar historias de nuestros abuelitos nos da una introspección al pasado. Rememorar la historia es parte del ser humano como tal.
Yo lo recuerdo todo muy bien.
Ahora tomar el transmetro me da un sentimiento de nostalgia, aunque trasladarse en él sea cansado y agobiante. Me da nostalgia subirme a uno, y es tonto también. ¿Por qué me daría tristeza subirme a un autobús? Pero eso me causa. Porque en Guatemala la nostalgia nos infecta a todos, como un virus, porque me puedo subir a uno de ellos y recordar la risa de una amiga.
En todos lados hay recuerdos.
Porque, aunque me cueste admitirlo, Guatemala es un país maravilloso para crear recuerdos, incluso si es solo ir a la tienda de la esquina y pedir un Tortrix.
No sé qué quiero dar a entender. Tal vez es solo mi yo cansado y agobiado tratando de descifrar la nostalgia. Quizás solo extraño mucho. Posiblemente, sea mi agobio al cambio.
Estoy consciente que la nostalgia un día nos invade, nos infecta y luego se va, dejando nuevas heridas, cerrando otras. Es como una contaminación que se hace más grande con el tiempo, hasta que nos carcome y hace que no nos podamos levantar de la cama. Hace que imaginemos olores que nadie más puede recrear. Intenta generar paz. Trata de hacernos tener fe de que todo volverá a la normalidad en un día soleado.
Poniendo las cartas sobre la mesa, la nostalgia nos corroe en algún momento de la vida y luego se va, nos desgasta haciendo que las ciudades se vuelvan fantasmas que nos seguirán para espantarnos siempre.
Esta es solo mi rendición de lo que es la nostalgia para mí. La nostalgia es diferente para todos. No es la verdad universal. Pero es mi verdad hasta el momento.
Participaron de esta nota
Ashley Salazar
3 artículos