
Familias maya Kaqchikel de Santa María de Jesús desesperadas por ayuda tras enjambre de sismos
Escrito por Regina Pérez
Los sismos que no han dejado de registrarse desde el 8 de julio han puesto en alerta a los habitantes maya Kaqchikel de Santa María de Jesús que residen bajo las faldas del volcán de Agua. Este pequeño municipio quedó incomunicado desde la tarde del martes y sus habitantes no cuentan con luz ni agua. Maseca, agua pura, café, azúcar, pañales y medicamentos son algunos de los productos de primera necesidad que la población solicita tanto al gobierno central como a los pueblos vecinos.
En el patio de la casa de doña Petronila Simón, en el tercer Cantón de Santa María de Jesús, Sacatepéquez, al menos 12familias buscaron refugio ante los constantes sismos sensibles que afectaron el país desde el 8 de julio, pero principalmente a este municipio ubicado a las faldas del volcán de Agua.
Petronila cuenta que la tarde del martes sus vecinas y vecinos la llamaron para pedirle que les dejaran pasar la noche en su patio. Ella accedió porque los temblores le causan temor. En su memoria aún recuerda lo que se vivió en el terremoto de 1976, cuando ella tenía 14 años.
“Aún estaba pequeña cuando pasó, murió mucha gente”, indica. Las y los vecinos tratan de reconfortarse alrededor del fuego, sin embargo, les preocupa la falta de alimentos que comienza a escasear.
Debido a que Santa María de Jesús está incomunicada, por al menos cinco derrumbes que impiden el paso por la vía terrestre desde Antigua Guatemala y Palín, Escuintla, poco a poco las familias se han quedado sin lo más básico.
Los molinos de nixtamal no funcionan porque no hay electricidad y en las tiendas la Maseca, harina de maíz para hacer tortillas, se terminó. Tampoco tienen agua potable.

Este miércoles al medio día las personas damnificadas que se encontraban en el patio de Petronila cocinaron Chomin (Chow Mein), para alimentar a unas 20 personas que se encontraban en el lugar.
Mientras conversan, Marta Ofelia Rancho dice: “Santa María de Jesús está mal”, quizá el sentir de las personas que la acompañar después de la serie de temblores que afectó el municipio.

Necesitamos que otros pueblos que no estén tan dañados nos apoyen con víveres, agrega Marta Ofelia.
“Acá ya no se encuentra nada, necesitamos ese apoyo”, indica. Ofelia reconoce que el problema no es que no tenga los medios para comprar los enseres como Maseca, sopas, café, azúcar, frijoles y huevos entre otros, sino que en las tiendas ya no hay nada.
Piden Maseca porque los molinos de nixtamal no funcionan por la falta de luz eléctrica. El único molino que estaba operando lo hacía gracias a un generador que funciona con gasolina.
Gobierno reporta siete fallecidos
Desde la tarde del 8 de julio, Guatemala se puso en alerta por varios sismos que golpearon el territorio guatemalteco, pero fue en Santa María de Jesús, con un 98 % de población maya Kaqchikel, donde se registraron los mayores daños.
En redes sociales circuló la foto de la iglesia El Calvario, una construcción del siglo XVIII, que no resistió los temblores y se desplomó. Las calles están llenas de escombros y en varias casas se pueden observar las grietas provocadas por los sismos.

El presidente Bernardo Arévalo dijo en rueda de prensa este 10 de julio que siete personas fallecieron por distintas razones relacionadas a los sismos.
Edwin Rojas, director del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH), señaló que desde el inicio de esta secuencia sísmica (el martes 8 de julio) con un temblor premonitor de 5.2 grados y un sismo principal de 5.6 grados, se han registrado, hasta las 6:00 de la mañana de este jueves 10 de julio, 348 sismos que oscilan entre 1, 4 y 4.5 grados.
Los mismos causaron temor en los departamentos donde fue sensible, entre ellos la ciudad capital. Las clases se suspendieron en Escuintla, Sacatepéquez y Guatemala.

No es la primera vez que ocurre un evento sísmico similar en el país. En 2019, por ejemplo, se registraron sismos tipo enjambre principalmente del área de Sacatepéquez, con dos sismos principales entre 4.6 grados y que generaron 400 réplicas. El tiempo que transcurrió para que todo volviera a la normalidad fue de dos meses, informó Rojas.
Perdió la casa heredada de su abuelo
Marvin Vásquez es piloto de una moto taxi, también conocidos como tuk tuk, y el día del temblor estaba trabajando. Sin embargo, tuvo que suspender sus labores para auxiliar a su familia. El susto fue tan grande, cuenta, que sus dos hijos lloraron por varias horas.
Luego de lo ocurrido el martes teme regresar a la casa que heredó su papá y que antes fue de su abuelo. “Las estructuras quedaron débiles, tendríamos que ir a alquilar porque estar acá sería arriesgar a mi familia”, cuenta.
Aunque vive a pocos metros del centro del municipio dice que la municipalidad no ha brindado seguridad a las familiasque ahora tienen otro temor, que sus casas sean saqueadas. Algunas personas han observado a otras que les parecensospechosas y que rondan en motocicleta las casas que quedaron abandonadas por sus habitantes después de los sismos.

“No nos esperábamos los sismos que han perjudicado más al pueblo de Santa María de Jesús, el primero no hizo tanto daño; el segundo, en cuestión de segundos, derrumbó esta parte de la casa”, dice Marvin y señalando los escombros apilados al frente de su vivienda donde ha vivido la mayor parte de sus 35 años.
La municipalidad tampoco ha ayudado a limpiar los escombros pese a que están en la vía pública.
La situación de Marvin no es la única, muchos de los residentes salieron de sus viviendas sin alcanzar a llevarse algunas de sus pertenencias. “La casa del alcalde está rodeada de soldados y en nuestras casas no hay nadie. Salimos como pudimos, sin sacar nada”, narran en el albergue que improvisaron y en el que está con su familia.

Durante el breve recorrido que Prensa Comunitaria realizó por el tercer y cuarto cantón de Santa María de Jesús se observan cuatro puntos donde las familias improvisaron albergues, champas de nylon y cocinando sus propios alimentos, por temor de regresar a sus casas, sin contar a quienes durmieron en las calles por la misma razón.
En el patio de la escuela Próximos Pasos, en dirección al campo de fútbol, permanece Juan Santana Simón junto a decenas de personas. Se refugiaron ahí ante el peligro de que las casas se cayeran. “¿Qué se puede hacer? Lo que nosotros necesitamos son víveres, agua pura, lo que sea, lo más pronto posible, realmente necesitamos eso”, dice.

María Dorotea Valle, del Cuarto Cantón, que estaban en otro albergue que la gente construyó, cuenta que estaba en su casa cuando sintió el temblor por lo que prefirió salir y refugiarse junto a otras personas. “Nos dio un susto, por eso vinimos a hacer las casitas (de nylon), nos da miedo estar en nuestra casa, estuvimos acá toda la noche”, cuenta.
Desconfianza hacia el gobierno municipal
El presidente Arévalo visitó el municipio la mañana del miércoles, la población con la conversó le hizo ver la falta de alimentos y albergues; prometió ayudas.
Esa misma mañana, en el campo de fútbol se observó que en varios helicópteros se trasladaron víveres, agua pura, Incaparina y kits de higiene. Sin embargo, los residentes, especialmente mujeres, manifestaron su desconfianza sobre las personas que recibirían los alimentos.
“Estamos viendo que han venido algunas ayudas de parte de instituciones, pero lamentablemente es la municipalidad la que los está recibiendo”, dice Evelyn Osoy Gómez, quien junto a decenas de mujeres se resguardaban bajo las champasen un predio que un vecino les permitió utilizar.

Osoy dijo que las familias decidieron permanecer en ese predio, “para resguardar la vida, tuvimos que abandonar nuestros hogares. Lo que hoy necesitamos y pedimos es que nos puedan brindar alimentación como Maseca, lo que teníamos ya no nos va a alcanzar”.
Otra denuncia es que el alcalde Mario Pérez Pío, del partido Nosotros, no ha llegado a verificar la situación de las y los damnificados.

Cuando se pregunta la razón por la que no acuden a la municipalidad a recibir los víveres que están entregando, un vecino de quien omitimos su nombre, manifestó: “por si se dieron cuenta cuando hubo el incendio (del volcán de Agua) ahí quedaron muchas cosas en la municipalidad y jamás se repartió, es por eso que la gente no quiere ir”.
Por la tarde, frente al edificio municipal comenzó a verse movimiento, trabajadores municipales y del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) apilaban cajas con Incaparina y agua pura. Inmediatamente decenas de mujeres y niños hicieron fila para recibir los almuerzos que entregaron.
Consultado sobre las quejas, Nery Orlando Xar, director de la Dirección de Gestión Ambiental de la Municipalidad, dijoque ese mismo día (9 de julio) tuvieron una reunión con la gobernadora de Sacatepéquez, Angelina Aspuac, donde se acordó que las familias que necesitaran víveres y ayuda humanitaria tenían que presentarse a los dos albergues estataleshabilitados en Santa María de Jesús, aunque no supo decir su ubicación exacta.

Otro problema grave provocado por los sismos es que el municipio se ha quedado sin luz y agua. Xar dice que aún no tienen la capacidad de resolver la falta de los servicios.
“Nosotros no podemos cubrir el sistema de agua potable, ya que varios de los pozos se colapsaron, también los tanques de bombeo y cuestión de infraestructura, va a llevar mucho tiempo levantar ese proceso, nos cuesta responder a la población”, admitió.
“No sé qué va a pasar”
A pocos metros de la municipalidad varias familias pasaron la noche en medio de la calle. Entre ellos Alejandro CoroyPérez, de 70 años, quien ha vivido toda su vida en Santa María de Jesús. “Toda la noche estuvimos durmiendo acá”,manifestó.
Coroy tiene recuerdos del terremoto de 1976, que dejó aproximadamente unos 25 mil muertos. “En ese tiempo también estuvimos viviendo en la calle y otras personas en parte de la iglesia, pero en ese tiempo no estaba como ahora”, señala en referencia a El Calvario, un lugar promocionado como una atracción turística del municipio pero que no resistió el sismo.

Mientras se realiza esta entrevista la tierra se sacude de nuevo, es un sismo de magnitud 3.5 que tuvo como epicentro eldepartamento de Sacatepéquez. Estos temblores, aunque no de gran magnitud, incrementan el temor de las personas damnificadas que pasarán otra noche durmiendo en la calle o en los predios al aire libre.
“Con lo que pasó ahora, estamos con temor, no sé qué va a pasar, solo Dios sabe”, dice Coroy.
El gobierno de Arévalo reconoció que las vías hacia Santa María de Jesús aún no están habilitadas y que el servicio deenergía eléctrica no se ha restituido.
En medio de esta situación, la esperanza de sus habitantes es que los pueblos vecinos y otras personas les ayuden con lo más básico: con los alimentos que necesitan para sobrevivir en lo que se habiliten sus vías principales de acceso.
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Regina Pérez
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