
El sueño roto de Melany: de becaria del gobierno de Bukele a detenida bajo el régimen de excepción
Escrito por Prensa Comunitaria
El sueño de una estudiante salvadoreña becada por el gobierno de Nayib Bukele se ha visto truncado al ser encarcelada, luego de ser señalada por otro compañero de ser parte de una estructura estudiantil delincuencial.
Si algo tenía claro en la vida Melany Raquel Chavarría Mancía era que quería convertirse en una profesional de la salud. En los últimos tres años se había esforzado para ello, alternando sus estudios con el trabajo. La ha apoyado su madre, Ismelda Mancía, una mujer que se gana la vida realizando oficios varios.
Al principio, el gobierno de Nayib Bukele también apoyó el sueño de Melany. A través de la Dirección de Integración le brindó, en diciembre de 2024, una beca para estudiar una Licenciatura en Psicología de la Salud a partir de 2025.
Sin embargo, ese mismo gobierno que durante más de tres años ha mantenido un régimen de excepción -en el cual se restringe garantías fundamentales a todas las personas-, le ha borrado abruptamente el sueño a Melany desde el pasado 24 de junio.

Ese día la joven de 18 años fue detenida en su vivienda por orden de la Fiscalía General de la República, bajo la acusación de pertenecer a una estructura estudiantil delincuencial, denominada “La Raza”. Su madre niega categóricamente esa acusación y asegura tener pruebas de la trayectoria académica y buena conducta de su hija.
Aunque “La Raza” no es una estructura nueva, las autoridades salvadoreñas aseguran que registraron su resurgimiento en 2024 tras una riña de estudiantes de secundaria en una de las principales calles de San Salvador, que terminó con las capturas de 20 alumnos.
Sin embargo, nueve meses más tarde, mientras el gobierno enfrentaba las críticas a nivel internacional por la detención de la jefa anticorrupción de Cristosal, Ruth Eleonora López, y el encarcelamiento de migrantes venezolanos en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), más de 40 estudiantes fueron capturados y señalados de ser parte de esa estructura.
Lee más detalles acá: https://prensacomunitaria.org/2025/07/la-persecucion-contra-voces-criticas-en-el-salvador-va-en-escalada/
La denuncia de la madre de Melany de la presunta detención arbitraria se suma a las de centenares de familiares de personas detenidas en régimen de excepción que aseguran que sus parientes son acusados sin pruebas.
“Siempre sobresalía en todo porque era muy disciplinada en el estudio. Llevaba buenas notas y en la constancia de conducta tenía excelente”, dice Ismelda, mientras muestra la documentación académica de su hija.

La señora explica que producto del esfuerzo, disciplina y buen comportamiento su hija fue becada por la Dirección de Integración, una institución dirigida por Alejandro Gutman, un argentino que promueve el desarrollo de las comunidades empobrecidas mediante su modelo “cultura de la integración”.
La detención
Antes de su detención, Melany vivía junto a su madre en una vivienda modesta en una lotificación rural colindante con Valle del Sol, en la jurisdicción de Apopa, un suburbio obrero al norte de San Salvador. Esta es una zona que fue golpeada por la violencia de las pandillas en el pasado. Las cosas están más tranquilas ahora.
Por eso, cuando la policía llegó por primera vez a la vivienda de Melany a principios de junio, para preguntar quiénes vivían ahí, a la joven y a su madre les pareció que era “algo normal”.
“Me dijo «Mami fíjese que vino la policía a la casa, entraron y vieron todo» yo lo vi normal, pues sí porque uno no tiene nada que temer, más nosotras que no andamos metidas en cosas así”, relata Ismelda.
Esa primera visita de las autoridades a la casa de Melany, no fue al azar. Casi dos semanas después las dos mujeres recibieron una llamada de la Policía, para decirles que tenían una orden de allanamiento y de no regresar en una hora iban a derribar la puerta.
“Mi hija también me llamó y me dijo «Mami no se preocupe que ya voy para allá» después le pregunté qué había pasado y ya no me contestó, pero yo ya venía de camino, porque algo en mi corazón me decía que algo estaba mal”, explica la señora.
Cuando Ismelda llegó todo estaba desordenado, como si hubiera pasado un huracán dentro de su casa. Su hija estaba al fondo, llorando en un cuarto que sirve de cocina y comedor, dentro de la vivienda había seis policías.




“Mire señora la niña va detenida por el régimen”, le dijo uno de los agentes a Ismelda.
El régimen de excepción faculta a las autoridades revisar los teléfonos o las comunicaciones de cualquier ciudadano, detener a una persona hasta por 15 días sin resolver su situación judicial y suspende el derecho a la asistencia de un abogado en el momento de la detención.
La madre de Melany no podía creer que se llevarían a su hija e increpó a las autoridades para que le explicaran el porqué de la captura.
“Porque así dice, aquí”, fue la respuesta del agente, mientras le mostraba la orden de detención, la cual la señora no pudo leer por el nerviosismo.
Ismelda recuerda que lo único que pudo hacer fue abrazar a su hija y en su intento de calmarla, le dijo que no se preocupara que todo iba a estar bien.
Durante el allanamiento, las autoridades solo decomisaron una computadora que el gobierno había entregado a la estudiante, un teléfono celular, unas placas con su nombre y pines del Instituto Nacional Francisco Menéndez (Inframen), de donde Melany se graduó en 2024.
“Esos pines eran de cuando ella estaba en segundo año y las plaquitas con su nombre eran las que ocupaba para ingresar al hospital cuando hacía sus prácticas. Las compramos ahí mismo en el Instituto”, explica la madre de la joven.
Melany hizo sus prácticas profesionales en el servicio de partos de alto riesgo, en el Hospital 1° de Mayo del Seguro Social, como requisito para graduarse de la secundaria.
Las acusaciones
La Fiscalía General de la República aseguró a través de redes sociales que los estudiantes capturados amedrentaron a compañeros dentro y fuera de las instituciones educativas.
“Se tienen testimonios sobre agresiones sexuales, consumo de droga y agresiones físicas a los compañeros de clase y otras instituciones”, publicó esa institución.
#CombateAPandillas I Fiel a su compromiso de erradicar el crimen organizado, la @FGR_SV en coordinación con @PNCSV ha ejecutado operativo para desmantelar nueva pandilla en formación.
— Fiscalía General de la República El Salvador (@FGR_SV) June 24, 2025
Las órdenes de captura se ejecutaron en el Instituto General Francisco Menéndez, INFRAMEN, en… pic.twitter.com/ouwZumYuMo
Posteriormente, el Ministerio Público presentó cargos ante un tribunal especializado en crimen organizado acusando a los jóvenes por el delito de agrupaciones ilícitas.
#CombateAPandillas | La @FGR_SV logró que los 46 estudiantes vinculados en actos delictivos sigan en prisión provisional mientras continúan las investigaciones.
— Fiscalía General de la República El Salvador (@FGR_SV) July 12, 2025
Según las investigaciones, reclutaban a otros estudiantes con el objetivo de conformar la pandilla La Raza Estudiantil.… pic.twitter.com/WUV6DsNNbd
Algunos también enfrentan imputaciones por falsificación, tenencia o alteración de moneda, lavado de dinero y activos, amenazas agravadas y violencia contra funcionario público, este último por el amedrentamiento hacia una profesora.
Según las autoridades salvadoreñas, los miembros de “La Raza” se identifican con señales de manos, grafitis y acumulación de insignias de escuelas rivales, como símbolos de pertenencia y trofeos de riñas.
Las autoridades también aseguran que esta estructura tiene su propia jerga, sistema de rangos y un proceso de iniciación para nuevos integrantes.
Sin embargo, en el caso de Melany, lo único que le decomisaron son pines y placas institucionales, artículos de uso común entre estudiantes y de venta en la institución educativa donde se graduó de bachillerato.
Melany fue acusada por el delito de agrupaciones ilícitas con base al testimonio de un testigo criteriado – un imputado que recibe beneficios a cambio de colaborar con las autoridades- quien aseguró que ella participó en la riña registrada el año pasado.
Con las reformas penales aprobadas bajo el régimen de excepción, la pena para el delito de agrupaciones ilícitas aumentó de 3 a 5 años de prisión a una pena de 20 a 30 años.
Jayme Magana, abogada defensora de la joven, asegura que Melany cuenta con arraigos suficientes de estudios y domicilio que demuestran que era una estudiante aplicada por lo que apelará para que continúe el proceso en libertad.
“Una vez la tengamos en nuestro poder, el acta de imposición de medidas, vamos a hacer las apelaciones correspondientes, ya que los arraigos son suficientemente robustos para establecer que ella puede estar fuera, mientras se esclarecen los hechos”, dice Magaña.
Aspiraciones frustradas
Melany vendía galletas y dulces durante los recreos para ayudar con los gastos en el hogar. En vacaciones y algunos fines de semanas, también trabajaba de forma ocasional, en una tienda de ropa en San Salvador.
La madre de la joven muestra con orgullo una cartera de color rosa que su hija le regaló para el Día de la Madre, la cual le había comprado con lo que ganaba trabajando en los días que no estudiaba.

“Su mayor anhelo era estudiar una carrera universitaria, me decía que no servía de nada el esfuerzo que habíamos hecho hasta bachillerato”, dice Ismelda. Sin embargo, para Melany -como para muchas jóvenes salvadoreñas de escasos recursos- acceder a la universidad parecía un sueño inalcanzable.
Según un análisis del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicado en junio de este año 2025, solo el 22 % de las y los jóvenes salvadoreños entre 18 y 24 años cursan estudios superiores, y de ellos, apenas el 14 % logra graduarse de la universidad.
Por eso, obtener una beca del gobierno representó para Melany y su madre “una bendición”.
El 3 de diciembre del año pasado, como aspirante a ese apoyo, la joven asistió al acto oficial de lanzamiento del programa, anunciado por el presidente Nayib Bukele como parte de la fase IV del Plan Control Territorial.
En esa actividad, Gutman destacó que el programa ofrecía 9,000 becas para estudios superiores, los cuales los beneficiados podrían realizar en ocho universidades privadas y tres escuelas técnicas.
“Esto representa más que educación: es un puente hacia el progreso, un cambio en la vida de miles de familias salvadoreñas”, señaló el presidente de la Dirección de Integración.
Gracias a esta beca, Melany logró ingresar a una institución especializada en salud para iniciar sus estudios superiores, donde obtuvo un promedio de 8.42 en su primer ciclo académico. Además, cumplía con sus horas sociales apoyando a una escuela integradora y colaborando en tareas administrativas en su centro de estudios.

¿Qué es la Raza?
La agrupación estudiantil “La Raza” surgió en la década de 1950 en centros educativos privados, impulsada por rivalidades deportivas.
Sin embargo, en los años 80 los institutos nacionales y técnicos comenzaron a tomar protagonismo en estas disputas, desplazando a los colegios privados.
Para finales de los años 90, la violencia escaló al punto de que un estudiante fue asesinado en un ataque perpetrado por un alumno de una institución rival.
El año pasado, la Policía inició una investigación tras una trifulca registrada el 19 de septiembre en San Salvador, que dejó cuatro estudiantes lesionados y veinte detenidos.
A raíz de estos hechos, las autoridades comenzaron a investigar el resurgimiento de esta estructura y perfilaron a 53 estudiantes de tres centros educativos públicos como presuntos miembros, subdivididos en facciones de nacionales y técnicos. Entre los investigados figura un profesor de educación física.
El 24 de junio de este año durante un amplio operativo fueron capturados 46 presuntos integrantes. A al menos 10 de ellos, se les encontraron fotografías, en las que aparecen haciendo señales asociadas a esa estructura delincuencial.
A otros tres estudiantes, les encontraron insignias de centros educativos rivales, como escudos y pines, que, según la investigación, son considerados trofeos obtenidos a través del robo durante riñas o ataques a estudiantes aislados.
Entre los capturados, también se encuentra un estudiante acusado de planear un ataque contra un grupo de personas como represalia a una agresión física que sufrió en un baile.
Prevención de la violencia estudiantil
Juan Carlos Torres, director de la Maestría en Políticas para la Prevención de la Violencia Juvenil en Cultura de Paz de la Universidad Don Bosco, considera que ante el resurgimiento de la violencia en los centros escolares es fundamental analizar tanto los factores de riesgo como las estrategias de prevención.
El especialista identifica tres tipos de violencia que influyen directamente en el entorno escolar: la violencia directa, la estructural y la cultural.

“Es importante promover una convivencia pacífica y armónica en la comunidad educativa, en la que autoridades, docentes, padres de familia y estudiantes generen espacios de diálogo para gestionar y resolver los conflictos de manera no violenta”, subraya Torres.
Asimismo, destaca la necesidad de impulsar procesos de intervención a corto y mediano plazo, con programas de prevención y mecanismos de denuncia de todo tipo de violencia.
Melany y otras estudiantes acusadas por el mismo caso se encuentran recluidas en el Penal de Mujeres de Apanteos, localizado al occidente del país.
La abogada defensora también criticó que el caso, como la mayoría de los vinculados al régimen de excepción, se encuentra bajo una reserva total, lo que impide a la opinión pública conocer los detalles del proceso.
El régimen de excepción ha sido fuertemente cuestionado por organismos internacionales por supuestas detenciones arbitrarias y falta de debido proceso.
Ahora, Ismelda, madre de Melany carga con una doble tragedia. Desde el año 2020, busca sin éxito “aunque sea los restos” del padre de su hija, Nixon Omar Chavarría Gutiérrez, desaparecido en una zona controlada por pandillas, al este de San Salvador.
Hoy también lucha por demostrar -en un proceso que considera injusto y arbitrario-que su hija no es una delincuente, sino una estudiante con sueños de superación.

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