Tintas

AUSENCIA No. 2

Escrito por Arcadia

Hace falta un compañero

Misael Sen, Defensor de Derechos Humanos, del territorio y de los bienes naturales.

Aquí te espera tu milpa, tu machete y tu trabajo,

Están allí en la esquina, cerquita de tu cama, para que sientan tu olor y tu presencia

te esperan también los costales vacíos para llenarlos del sagrado maíz

los canastos están mohosos por tu ausencia, esperan a que echemos en su boca vacía las vainas del frijol pa’ que el abuelo sol las seque

y el suelo húmedo donde hemos caminado descalzos

También te esperamos nosotras las mujeres que cuando te vemos venir con tu pelo lindo y tu siempre alegre sonrisa, nos ilumina

tu gente sencilla, amigos, amigas, compas que siempre anduvieron sobre tus pasos desnivelados

Donde sea que haya un río que salvar, un trozo de la madre tierra que cuidar, nuestra amada ceiba milenaria, el conacaste, el caulote, el matilisguate

allí hay un espacio cósmico que espera por tu presencia, por tu voz, por tu mirada, por tu sonrisa, por todas las fuerzas con la que defendés la tierra a la que vos pertenecés

También la hojarasca, la que juntos apartamos para el abuelo E, las piedras puestas en el altar que en silencio esperan pacientes el sonido de tus pasos

las velas que llaman la energía del creador y formador

el pom, el incienso, el agua florida, que todo lo purifica

el azúcar que endulza, el kakau que ofrece sus aromas ceremoniales.

Toda la ofrenda de gratitud que el Ajau recibe para nutrirse de ella, 

de nuestras palabras suaves, de nuestras peticiones silenciosas, de nuestra energía, de nuestra gratitud

Esas comidas por allí sentados en el suelo, en una vieja tabla de madera o en la plaza de cualquier pueblito que diligentemente se nos atraviesa

también están en reposo las latas de sardina, esperando a por nosotros, bien sabés que no me gusta, pero comerlas a tu lado, sentados en la mesa de madera de la cocina de tu mamá, será el mejor regalo del cosmos

Aquí también te esperan tu tata y tu nana

con los ojos tristes, pero el corazón llenito de ilusión por escuchar tus pasos regresando a tu casa

Aquí sigo yo, soñando tus utopías, elucubrando ideales, sigo tus pasos, 

quizá no con la misma fuerza, pero sí con la misma valía para que mañana 

cuando regresés no encontrés silenciada tu palabra.

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Arcadia

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