El caso de Juana Raymundo: la historia antes de la justicia
Escrito por Paolina Albani
***
A más de un año de la sentencia condenatoria del caso y en el marco del “Día de la No Violencia contra las Mujeres”, relatamos los hechos que antecedieron la muerte de la activista de la rama de “Juventud” de CODECA y que llevó a los investigadores a situar a su femicida, un expastor evangélico, en el centro de la atención.
El femicidio
En la madrugada del 28 de julio de 2018, una pareja de cincuenta años se dirigió a ver un terreno en la aldea Cambalam, en Nebaj, Quiché, a 320 kilómetros de la Ciudad de Guatemala. En las proximidades, un grupo de personas de una iglesia evangélica que realizaba bautizos en el riachuelo del lugar, les advirtió que no avanzaran porque del otro lado del río “hay un muerto”.
La escena los conmocionó y de inmediato, empezaron a llamar por teléfono a Juana Raymundo Rivera, pero ninguna de sus llamadas fueron contestadas. Fue hasta que movieron el cuerpo que reconocieron el traje que llevaba la persona tendida sobre el monte. Era Juana.
En la escena del crimen y sus alrededores se encontró un zapato de color azul a tres metros del cadáver y un cincho de cuero de color negro, sin hebilla a una distancia de 10 metros.
El cuerpo estaba semidesnudo del tórax para abajo, tenía heridas en el lado izquierdo de la nariz, en el labio inferior, cerca del cuello, la mandíbula. También tenía algunas heridas en la mano derecha que la necropsia revelaría como un indicio de que peleó por su vida. La apacible Juana había sido asesinada.
El expastor de la comunidad
En medio de las diligencias que los familiares de Juana tenían que efectuar para el reconocimiento del cadáver, apareció un hombre moreno, de 1.55 metros de altura, con quien la familia Raymundo Rivera habían tenido roces en el pasado. El hombre era Jacinto Brito Raymundo, un antiguo pastor de la Iglesia Evangélica Emmanuel, ubicada en Vijolom I, Nebaj, aldea en la que vivían los familiares de Juana.
El 18 de septiembre, fue entrevistado por el MP. Con su declaración quiso despistar a los investigadores, de manera que nadie pudiese involucrarlo con el femicidio.
Los investigadores buscaron indicios en el cantón de Salquilito, lugar en donde pernoctaba la víctima entre semana. Allí encontraron dos pruebas de embarazo con posible resultado positivo, pero no encontraron evidencias de que Juana hubiese pasado la noche del 27 de julio de 2018.
Testimonios incriminatorios contra un femicida
Con el paso de los días, los investigadores conocieron más de la personalidad y comportamiento de Juana Raymundo Rivera. Nadie tenía una mala impresión suya y tampoco tenía enemigos, aun cuando en un inicio se creyó que su asesinato podría estar vinculado a una venganza por su participación en las filas de CODECA.
Algunas personas aportaron testimonios sobre la relación entre Juana Raymundo Rivera y Jacinto Brito Raymundo. Sus identidades fueron omitidas por los investigadores del MP para asegurar su protección.
Juana conoció a Jacinto cuando ella atendía un puesto de recargas para celulares. Él le pidió su número con una excusa y meses después, la “amistad” con el pastor del pueblo, que le llevaba 14 años, se convirtió en una relación sentimental y sexual que duró hasta el último día de su vida.
Juana silenciada y bajo control
La edad de Juana y el secretismo de la relación con Jacinto Brito no era el único problema en la relación, sino la violencia y el control que ejercía sobre ella. En ocasiones, parecía que Juana ya no quería estar con él. Así lo deja ver el siguiente testimonio.
La testigo mencionó que un fuerte lazo para seguir en comunicación fue CODECA, pues Jacinto fue quien la incorporó a la agrupación.
Reconstrucción de un femicidio
El 21 de marzo de 2019, ocho meses después del femicidio, el MP presentó la reconstrucción de los hechos del 28 de julio de 2018 y la acusación en contra de Jacinto Brito Raymundo ante el Tribunal de Femicidio de Santa Cruz del Quiché.
Para los investigadores del MP, la muerte de Juana Raymundo Rivera se divide en dos momentos.
Desde el principio, Jacinto Brito eligió la coartada de que la acusación en su contra era un “ataque político”, por lo que las líneas de la investigación también indagaron esa posibilidad, según confirmaron los abogados de la familia de Juana, pero esta posibilidad quedó descartada.
El femicida de Juana se declaró inocente todo el tiempo. El 24 de septiembre de 2020, el Tribunal de Femicidio de Santa Cruz del Quiché sentenció a Jacinto Brito Raymundo, en uno de los procesos penales más rápidos en la historia de la justicia guatemalteca.
Para el 3 de marzo de 2021, la Sala Regional Mixta de la Corte de Apelaciones de Quiché, confirmó la sentencia y rechazó un recurso de apelación del sindicado. Por la comisión del delito de femicidio se le impone una pena de 50 años de prisión inconmutables y por el delito de violación se le impone la pena de 12 años de prisión también inconmutables, lo que suman una pena total de 62 años.
#Nebaj#8M Como parte de las medidas de reparación digna que se dictaron al condenar a Jacinto Brito con 50 años de prisión por femicidio y 12 años por violación sexual en contra de Juana Raymundo Rivera, durante las actividades de conmemoración del Día Internacional de la Mujer pic.twitter.com/GGcDAPf8EE
— Prensa Comunitaria Km169 (@PrensaComunitar) March 12, 2021
A más de tres años del femicidio, la sentencia en el caso de Juana Raymundo Rivera ha abierto las puertas a la posibilidad de difundir información sobre la prevención de la violencia contra la mujer y la reproducción sexual a niñas y adolescentes de Nebaj, algo que a Juana le habría gustado compartir con la “Juventud” de CODECA.
Lee la versión completa abajo
https://archivo.rudagt.org/radiografia-de-un-femicidio-el-caso-de-juana-raymundo-rivera/
Participaron de esta nota
Paolina Albani
83 artículos