
Aumentó la desprotección a niñas y adolescentes chiquimultecas en la pandemia
Escrito por Ana Alfaro
Esto es parte de un reciente estudio sobre “La situación actual de las niñas y adolescentes mujeres desde el ámbito de desprotección durante la pandemia, en el departamento de Chiquimula” realizado por la Red de Mujeres Chiquimultecas (Redmuch) el cual reveló que la pandemia aumentó la desprotección a las niñas y adolescentes de la región de oriente, en específicamente de Chiquimula.



Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) se estima que en Chiquimula la pobreza es de 70.6%, mientras el promedio del país es de 59.3%, lo que equivale a un 11.3% más en este departamento. Además, en este lugar la desnutrición también está calificada como “crisis alimentaria” por la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Sesan). Estos indicadores ponen a este departamento en una posición difícil.
“El Estado no tiene una estrategia integral para atender la emergencia”, mencionó Jonatan Rodas, consultor encargado del estudio.
Otro aspecto importante es que la población entre los 0 y los 24 años de edad en Chiquimula alcanza una cifra de 235,385 de un total de 415,063 habitantes.
Según la Sesan, Chiquimula registró 377 niñas y niños con desnutrición aguda en 2019 a 545 en 2020, “lo que permite inferir que las circunstancias generadas por la pandemia COVID-19 aumentó por la falta de acceso a recursos económicos, restricciones a la movilidad para las actividades productivas y falta de servicios públicos”, señala Rodas.
En violencia sexual a la infancia y adolescencia, se puede ver que en los primeros ocho meses del 2021 se registró a nivel nacional la exorbitante cifra de 77,890 embarazos en niñas y adolescentes entre 10 y 19 años de edad. Mientras que el registro de nacimientos de madres niñas y adolescentes fue de 54,043. En el departamento de Chiquimula los datos registraban un total de 1 mil 898 casos.
Las niñas y adolescentes entrevistadas en el estudio revelaron que la pérdida de familiares debido a la pandemia y el dejar de frecuentar el centro de estudio provocó que su salud mental se afectara y surgieran en ellas emociones como la incertidumbre, miedo y enojo, asimismo, trastornos como la ansiedad.
“Pese a estas circunstancias, no se identifica a la fecha una estrategia de atención dirigida a la recuperación emocional”, recalcan Dina Mazariegos y Jonathan, quienes efectuaron dicho diagnóstico.

El diagnóstico cita que la Organización Panamericana de la Salud (OPS), ha reconocido que las niñas, niños y adolescentes se encuentran fuertemente afectados física y mentalmente por la pandemia, y han recomendado que se tomen las medidas necesarias desde todas las instancias, gubernamentales y privadas, para atender esta situación que se puede convertir en un problema grave a corto y mediano plazo.

“En este contexto la niñez ha sido la más afectada por estar lejos de su cotidianidad. Hemos conversado con familiares, cuidadores principales o maestros, nos han indicado que han notado, manifestaciones en los niños como preocupación, enojo y melancolía, derivado del tiempo que tienen sin acudir a la escuela”, expresa Dora Alicia Muñoz, oficial de protección de la Unicef.
Además, agrega que las situaciones de violencia no pararon durante el 2020. “Hubo una disminución de denuncias cuando se estableció la falta de movilidad, por lo que es necesario habilitar espacios, líneas de ayuda para que las niñas puedan hablar y denunciar o pedir apoyo, nosotros consideramos que lo que no se pudo detectar puede aumentar ahora en los casos”, señala Muñoz.
Para niñas, niños y adolescentes no acompañados o en tránsito la situación es más vulnerable. En el 2020, en pleno apogeo de la pandemia, se recibieron 3500 NNA retornados una de las cifras más altas en los últimos años, y de los cuales 175 eran positivos al COVID-19, motivo por el cual se les tenía que dar una atención psicosocial más profunda, según cifras del Refugio de la Niñez.
“La niñez migrante tiene miedo a quedarse solos en el camino, tienen constantemente pesadillas, sentimiento de culpa, tristeza, también son víctimas del rechazo de las comunidades por donde transitan, pueden sufrir de estrés postraumático y otras afecciones emocionales que podrían acompañarles por el resto de sus vidas”, se especifica en el estudio.

Recientemente en Guatemala se aprobó el Protocolo de atención a niñas, niños y adolescente no acompañados o separados en contexto de movilidad, lo cual sienta las bases para exigir a las instituciones involucradas que garanticen los derechos de las niñas y niños.
Participaron de esta nota
Ana Alfaro
157 artículos