Tintas

Redescubrir la curiosidad sin Netflix

Por Rebeca Javier

Desde hace bastante tiempo me he hecho la siguiente pregunta sobre los libros que leo y las películas-series que veo cuando tengo el tiempo de hacerlo: ¿busco este contenido porque genuinamente me gusta o porque alguien desde una pantalla me dijo que lo hiciera? Como quería retarme y buscar algo fuera de lo que me recomiendan las plataformas de streaming, recurrí a la opción semigratuita de siempre: YouTube. 

Por un momento sentí que tenía 15 años otra vez y buscaba ver cortometrajes después del colegio. Cuando no existía esa presión de mantener el ritmo con la serie o el libro de moda y lo que veías en Internet era el resultado de un ambiente más orgánico. Fui muy aficionada a Tumblr y me pareció que esa plataforma fue la mejor experiencia que se podía tener en línea: mayoritariamente anónima, sin publicidad en su momento y con la oportunidad de cultivar un espacio digital propio. 

Lo que busco no es una existencia cien por ciento offline, sino hacer uso de mi tiempo en internet con una mirada más crítica. Hace unos días fue noticia la forma tan abrupta en la que el programa del cómico estadounidense Jimmy Kimmel fue retirado del aire por los comentarios que hizo en relación al asesinato de Charlie Kirk. Este evento me hizo reflexionar sobre lo fácil que es para los conglomerados de medios dictaminar tan tajantemente qué información llega a millones de personas. Por este motivo es que me he propuesto apostar de una forma más consciente por iniciativas que retan esta “versión única” de los hechos. ¿Quién sí puede contar historias? ¿Quién no alcanza a poder hacerlo y quiénes lo limitan? 

Justo fue en YouTube que encontré el cortometraje titulado Brotherhood, dirigido por la tunecina-canadiense Meryam Joobeur. En el Túnez rural, un joven regresa a la casa del padre como un hijo pródigo, pero nada es lo que realmente parece. Me impactó cómo la historia revela las capas de tensión que existen entre padre e hijo: diferencias de carácter, en las decisiones tomadas, en las convicciones. El hijo regresa, arrepentido por haberse ido. Lo había apostado todo por una promesa de libertad y pertenencia que no encontraba en su familia. Y aún con el retorno del hijo, quedaron tantas cosas sin decir sobre la búsqueda de identidad que me hubiera gustado ver una hora más sobre esta familia.

Foto: Travelling Distribution

La ausencia de matices en los grandes medios de comunicación y en los espacios en línea no es un problema nuevo. Sin embargo, parece haber empeorado drásticamente en los últimos meses. Me gustaría tener una solución definitiva a la polarización creciente en nuestras sociedades, mientras tanto, apuesto por la pausa, por escuchar las voces de lugares que no suelen llegar a los titulares.