Violencias
Fotografías de María Fernanda con su hijo Anyelo Quevedo Fuentes.  Foto: Nathalie Quan

María Fernanda Fuentes y Anyelo Quevedo: memoria de una vida arrebatada y la lucha por alcanzar justicia

Escrito por Nathalie Quan

La violencia que apagó la vida de María Fernanda Fuentes y de su hijo Anyelo no terminó aquel 18 de diciembre de 2024. Ese día, sus vecinos, en la zona 2 del municipio de Villa Nueva, Guatemala, escucharon gritos que alteraron la calma, luego de que el esposo y padre de las víctimas, Luis Osmar Fernando Quevedo del Cid, les atacara con un arma e intentara acabar también con la vida de su hija menor, Violeta. Desde entonces, la familia de María Fernanda ha tenido que enfrentarse a otro dolor: la indiferencia del sistema judicial.

Por Nathalie Quan

Cada paso que la familia de María Fernanda Fuentes ha dado en los tribunales ha sido una batalla contra la impunidad al ver cómo el sistema judicial se niega a reconocer la magnitud del crimen, cómo una fiscal minimiza lo ocurrido y cómo la defensa busca caminos para diluir responsabilidades. 

La búsqueda de justicia para María Fernanda y sus hijos Anyelo y Violeta es  una lucha que desgasta, pero que también sostiene su memoria y la dignidad desde el 18 de diciembre de 2024. Sus seres queridos se aferran a la verdad como único refugio frente a un Estado que insiste en voltear la mirada.

El recuerdo de una vida llena de amor

En Ruda conversamos con la familia de María Fernanda. Al ingresar a la oficina del abogado Esteban Celada, quien les brinda apoyo legal, lo primero que se percibe es un ambiente impregnado de memorias. Sus familiares permanecen en silencio, rodeados de fotografías que adornan la sala: imágenes de ella con sus tres hijos, sonrisas congeladas en momentos cotidianos, celebraciones que revelan el amor con el que ella llenaba su hogar. 

En medio del silencio, se encontraban su madre, María Cristiana Marroquín, y sus hermanos, Ana Julia y Ever Cifuentes. Sus voces, entrecortadas por la emoción, se entrelazaban con miradas fijas hacia esas imágenes, como si en ellas intentaran sostener la memoria de María Fernanda y Anyelo frente a un sistema de justicia que insiste en ser indiferente. 

Entre esas imágenes comienza a dibujarse la esencia de quién fue ella: una mujer de 32 años, la menor de seis hermanos y hermanas, la consentida de la familia. Una madre profundamente amorosa y detallista, pendiente de cada fecha especial, de cada pequeño gesto que hacía sentir a sus hijos e hija —Fernando, de 13 años; Anyelo, de 11 y Violeta, de 7— que el hogar era un refugio seguro.

https://www.instagram.com/reel/DNqftXyR5lm/ 

La doble cara de Luis Omar

María Fernanda había conocido a su esposo a los 18 años, mientras estudiaba la carrera de bachillerato por madurez. Poco después nació su primer hijo, Fernando, y con la llegada de Anyelo y luego de Violeta, la maternidad se convirtió en el centro de su vida. 

Aunque logró graduarse como enfermera y laboratorista, nunca pudo ejercer plenamente su vocación. Su esposo, Luis Omar Fernando Quevedo del Cid, la confinó al hogar, impidiéndole crecer en lo profesional y sometiéndola a una violencia silenciosa que con los años se hizo visible para su familia.

Ana Julia, hermana de María Fernanda, indicó que “Luis Omar, ante la sociedad y la familia, se mostraba servicial y encantador, pero dentro de casa ejercía un control cada vez más asfixiante: le prohibió trabajar, la aisló de su familia y la reducía con comentarios hirientes. Ella, con la esperanza de mantener la paz, intentaba complacerlo, pero poco a poco fue perdiendo su libertad y su voz”. 

Ana Julia se convirtió en su confidente y fue quien le hizo ver que aquello era violencia. Sin embargo, para entonces el control era demasiado fuerte.

Izquierda a derecha: María Cristiana, madre de María Fernanda, sus hermanos mayores Ana Julia Fuentes y Ever Fuentes, rodeados de las fotografías familiares.

El día del crimen

El 18 de diciembre de 2024, María Fernanda estaba en casa junto a Anyelo y Violeta. El destino quiso que Fernando, el mayor de sus hijos, se quedara con sus abuelos paternos y, sin saberlo, esa circunstancia le salvó la vida. 

Lo que ocurrió ese día fue un estallido de violencia que expuso la verdadera cara de un hombre que había ocultado su crueldad tras una fachada de amabilidad. La brutalidad del ataque contra María Fernanda, contra Anyelo —que murió defendiendo a su madre— y contra Violeta, a quien estranguló hasta dejarla inconsciente y creyó muerta, rompió la ilusión de aquel hogar.

De acuerdo con Ius Dignitas, Sociedad de profesionales por la dignidad y la justicia, que ha acompañado a la familia de María Fernanda, cuando los agentes de la Policía Nacional Civil se presentaron a la casa donde ocurrieron los hechos, Luis Omar Quevedo del Cid abrió la puerta con un arma en la mano y confesó haber asesinado a su esposa e hijo.  En el  ataque, también usó una manopla de acero y una pipa de madera, con la que agredió brutalmente a Violeta, quien estaba inconsciente pero todavía respiraba.  Luis Osmar fue aprehendido.  

Tras el femicidio y parricidio, la historia continúa en la fortaleza de sus sobrevivientes. Fernando y Violeta quedaron bajo el cuidado de Ana Julia, la hermana que siempre estuvo cerca de María Fernanda y que hoy asume la responsabilidad de criar a sus sobrinos. 

Fernando, con la madurez precoz de quien perdió demasiado pronto, dice que si hubiera estado en casa habría intentado defender a su mamá y a sus hermanos, como lo hizo Anyelo. Violeta, en cambio, carga con un silencio que lo dice todo: desde aquella noche, no ha vuelto a pronunciar la palabra “papá”.

Fotografías de María Fernanda con su hijo Anyelo Quevedo Fuentes. 

La lucha contra la indiferencia y la impunidad

La violencia no terminó con aquel desenlace fatal. La familia de María Fernanda se ha enfrentado a un sistema judicial que, más de una vez, ha parecido proteger al agresor. El cambio de fiscal significó retrocesos: la actual mostró frialdad hacia los familiares y se resistió a reconocer el ataque contra Violeta como intento de femicidio. Su argumento inicial fue que “no había fallecido”.

Ana Julia dijo con crudeza: “La justicia en Guatemala hubiera preferido que mi sobrina hubiera fallecido para poder nombrar femicidio, ¿cómo va a ser justo eso?”.

Finalmente, tras la presión familiar, el hecho fue catalogado como intento de femicidio. Sin embargo, la fiscal ha declarado en audiencias: “Yo no veo personas, veo casos”, reflejando un sistema más preocupado por expedientes que por vidas humanas.

A esto se suma la actitud de la familia de Luis Omar, que ha priorizado lo económico por encima de la verdad. Su defensa intenta reducir la condena alegando que él no está bien mentalmente. Aunque los estudios psicológicos demostraron lo contrario, presentaron un audio de procedencia dudosa, donde supuestamente se le escucha incoherente, como estrategia para desviar la atención y buscar una pena menor.

En la audiencia del 22 de agosto de 2025, la defensa del femicida intentó bloquear la audiencia al solicitar el cierre del caso por la tentativa de femicidio. Los querellantes adhesivos, la familia e Ius Dignitas solicitaron la apertura a juicio, por lo que la jueza Wendy Cano, del Juzgado Segundo de Femicidio, resolvió con lugar que Luis Omar Quevedo del Cid sea llevado a juicio por el delito de femicidio en grado de tentativa contra Violeta, su hija de 7 años. Quevedo del Cid continúa en prisión preventiva. 

https://www.facebook.com/share/p/1B6qZwqYj8/ 

Actualmente, se espera fecha de debate en el Tribunal Segundo Pluripersonal de Sentencia Penal de delitos de Femicidio de Guatemala. De acuerdo con el abogado Esteban Celada, en los próximos días se planteará un amparo en contra del Juzgado Segundo Pluripersonal de Femicidio, por el rechazo de las pruebas presentadas por las querellantes adhesivas, las cuales son oportunas para la familia y que la jueza dejó fuera bajo criterios alejados de la realidad legal y nacional. “Son argumentos propios de ella o con fundamentos muy antiguos, tampoco el MP dejó pasar otros peritajes que se solicitaron oportunamente”, indicó Celada.

La memoria de María Fernanda se sostiene en el amor de quienes la recuerdan y en la resistencia de su familia, que hoy lucha no solo por Fernando y Violeta, sino por una justicia que no puede seguir siendo indiferente. 

Además, el caso de María Fernanda señala la urgencia de un sistema judicial que deje de proteger al agresor y que ponga a las víctimas y sobrevivientes en el centro.

Participaron de esta nota

Nathalie Quan

13 artículos
Cuerpo y Territorio
Foto: fotograma transmisión Stereo Bahía
Justicia para Josselin y su bebé Génesis: condenan a 100 años a la autora del crimen

Violeta Cetino

Josselin Arias tenía 18 años y daría a luz a su primera hija a quien había bautizado con el nombre de Génesis, donde principia o inicia la vida. Sin embargo, el 24 de octubre de 2024, madre e hija fueron asesinadas por Thelma Yulissa Marroquín, en Izabal. Este 5 de junio el Tribunal de Sentencia Penal de Puerto Barrios la condenó a 100 años de prisión inconmutables, a razón de 50 años por cada asesinato.

Cuerpo y Territorio
Foto: Justicia por Melisa
Justicia para Melisa Palacios en riesgo por amenazas e irregularidades en el juzgado

Prensa Comunitaria

La Fiscalía de Femicidio solicitará trasladar el caso de Melisa Palacios a un juzgado de mayor riesgo. La petición se basa en presuntas irregularidades del juez y la presencia de individuos armados fuera del juzgado que conoce el caso en Chiquimula. 

Cuerpo y Territorio
Fotografía: Ketzali Awalb'iitz Pérez Pérez
Justicia para Neshie: “Esta va para las ausentes, para que estén presentes”

Ketzali Awalb’iitz Pérez Pérez

El Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) notificó públicamente en horas de la noche del 5 de diciembre, que el cuerpo de una mujer que habían encontrado en zona 3 de la Ciudad de Guatemala, correspondía a la rapera y cantante Nesly Consuegra de 27 años de edad. Esta confirmación despertó indignación entre amigas y personas del movimiento de la cultura hip hop.

Cuerpo y Territorio
Fotografía: María España
Justicia para Luz María: una lucha que no se detiene

Andrea Rodríguez

En una sala pequeña pero llena, a los ojos de decenas de periodistas y de la sociedad guatemalteca, la sentencia condenatoria por el femicidio de Luz María López Morales fue leída: 50 años de prisión para el femicida Jorge Zea. Esta es la pena máxima por el delito de femicidio en Guatemala, que se logró luego de un año y nueve meses en los que la familia López Morales exigió justicia. Pero la sentencia no es definitiva, y aunque las pruebas fueron contundentes, esta fue apelada y debe iniciar otro proceso antes de quedar firme.

Cuerpo y Territorio
Fotografía: Karen Lara
Justicia para Maryori Yuman

Kristhal Figueroa

Maryori Noemí Yuman, una joven de 21 años, falleció la madrugada del 1 de noviembre en un área de apartamentos ubicada en la zona 15 de la ciudad capital. Junto a otras personas, habían asistido a una fiesta del diputado del Congreso de la República Carlos Roberto Calderón Gálvez. El hecho está siendo investigado por la Fiscalía de Delito de Femicidio del Ministerio Público (MP).

Cuerpo y Territorio
Justicia para Luz María: tribunal otorga medidas restaurativas

Kristhal Figueroa

La reparación digna, integral y transformadora es un conjunto de medidas orientadas a restituir los derechos y mejorar la situación de las víctimas, según el Ministerio Público (MP). Responde a las necesidades de las personas afectadas y establece responsabilidades para el Estado. Busca, además, “transformar las relaciones desiguales de poder”.

Cuerpo y Territorio
Fotografía: Festivales Solidarios
Justicia para Hellen y Emilia, víctimas del hundimiento en Villa Nueva

Kristhal Figueroa

Los cuerpos de Emilia Choz Ulin y su hija Hellen Michelle Mejía Choz, de 15 años, fueron recuperados el 30 de septiembre. Esto sucedió 6 días después de que el automóvil en el que viajaban cayera en un socavón generado en la Calzada Concepción, municipio de Villa Nueva. El hecho generó rechazo en las habitantes del municipio, quienes exigen la renuncia del alcalde Javier Gramajo.

Cuerpo y Territorio
#NiUnaMenos Justicia para Angeline Ruiz

Paolina Albani

Angeline Anaite Ruiz Rodríguez tenía 12 años. Su gran sueño era convertirse en maestra. El domingo pasado su mamá había salido, por lo que estaba sola. Al regresar la encontró sobre el sofá, sin vida.