Las infancias autistas son una manifestación de la neurodiversidad
Escrito por Jasmín López
Aunque un diagnóstico de autismo puede generar angustia o vergüenza debido al desconocimiento y el tratamiento patologizador con que se aborda aún en muchos países, existen enfoques que apuestan por entenderlo como parte de una neurodiversidad, y no como una anomalía. La doctora en Educación y en Patología del Habla y Lenguaje, Amanda Blackwell, compartió sus conocimientos respecto al diagnóstico y estrategias de comunicación con personas autistas en el Primer Congreso Internacional de Primera Infancia en Guatemala, organizado por la Facultad de Humanidades de la Universidad Rafael Landívar.
Por Jasmin López
El autismo describe “una combinación particular de fortalezas, desafíos y diferencias en el cerebro de una persona”, de acuerdo con la definición de la asociación benéfica Reframing Autism. El autismo “es un perfil único”, comentó la doctora Blackwell, durante la conferencia virtual “Manejo del autismo en la primera infancia”, realizada el 28 de octubre. Idealmente, esta condición se puede identificar entre los 12 y los 24 meses de edad, indicó Blackwell, aunque debe ser observado por un profesional certificado.
Entre las y los educadores, psicólogos y psicólogas persiste el sistema de clasificación del autismo por niveles -siendo el nivel 3 el que requiere de un mayor apoyo-, pero esta clasificación, explicó Blackwell, resulta estigmatizante e imprecisa, pues las necesidades de las infancias autistas son diversas y variables. En cambio, la doctora recomendó enfocar el apoyo por áreas (como la socialización o la comunicación), y no por niveles.
Neurodiversidad y neurodivergencia
El enfoque compartido por la doctora Blackwell refiere entender el autismo, el déficit de atención, y otras condiciones similares, como funciones cerebrales diferentes, y no defectuosas, ni como enfermedades que deben ser curadas. La concepción de que existen variaciones en la forma de comunicarse, pensar, y actuar de cada persona –y no una forma única, ni correcta- es conocida como neurodiversidad.
Mientras, la neurodivergencia se refiere a las poblaciones cuyo cerebro actúa de forma diferente al de la mayoría de la población, según lo define Reframing Autism.
Mitos y realidades del autismo
De acuerdo con la doctora Blackwell, estos son algunos estereotipos difundidos sobre el autismo:
Mito: las personas autistas son genios. Realidad: aunque alrededor de un 40 % de ellas y ellos tienen altas capacidades, un 38.2 % de ellos viven con discapacidades intelectuales.
Mito: las personas autistas no pueden ser autónomas. Realidad: muchas de las personas autistas son perfectamente independientes.
Mito: las personas autistas no tienen emociones. Realidad: las personas autistas expresan sus emociones de una forma diferente a la esperada por la sociedad. Muchas de ellas son hiperempáticas (sentir las emociones ajenas como si fueran propias).
Mito: las personas autistas son “no verbales”. Realidad: entre un 70 y un 75 % son personas hablantes.
Mito: el síndrome de Asperger es distinto al autismo, o es un nivel funcional de autismo. Realidad: este término está en desuso. En la actualidad, se entiende el autismo como un espectro y no por “niveles” de funcionalidad. Las características que se observaban como parte del Asperger se engloban ahora dentro del Trastorno del Espectro Autista.
Estrategias y herramientas
La doctora Blackwell aconsejó hacer una revisión del lenguaje utilizado para dirigirse y describir a las infancias autistas: “apasionada con” o “entusiasta” en vez de “obsesionada”; “se comunica de otra manera”, en lugar de “es no verbal”. Este cambio de lenguaje y enfoque contribuye a desestigmatizar el autismo y la neurodiversidad en las escuelas y otros espacios.
Determinar rutinas es otra manera en que las y los educadores pueden evitar episodios de estrés, frustración o angustia en niños y niñas autistas. Proveer a las infancias autistas con información clara y suficiente sobre las actividades que van a realizar, qué se espera y qué va a pasar es una herramienta poderosa que puede ayudarles a desenvolverse. “Las rutinas significan más seguridad, menos ansiedad y mayor confianza para los niños autistas”, indicó Blackwell.
Instrucciones visuales, historias sociales (cuentos que detallan situaciones o convenciones sociales), o tableros de comunicación son otras herramientas recomendadas.
Comunicarse con las infancias autistas no es imposible. Con el apoyo y las herramientas adecuadas, son capaces de integrarse en las actividades y rutinas sociales y escolares. Sin embargo, es esencial, enfatizó Blackwell, que estos métodos no se queden únicamente en las clínicas, sino que se apliquen en todas las áreas de la vida.
Participaron de esta nota
Jasmín López
Jazmín Lopez en su trabajo busca visibilizar las luchas de las mujeres. Fue lanzada en enero del 2020, tras dos años de un largo proceso de reflexión y creación que atravesó los caminos y cuerpos de sus fundadoras. Ahora es una media de comunicación feminista digital que hace periodismo e investigación desde la reflexión feminista cómo elementotransversal.
Queremos contar historias, romper con la victimización, aportar con nuevas y distintas narrativas, explorar distintos formatos, como una manera de dignificar la vida de las mujeres, desde el periodismo y la comunicación feminista.
Regina Pérez
A finales de diciembre de 2023 se reportaron los primeros casos de una enfermedad neurológica aguda sospechosa de Guillain Barré, que ha dejado cuatro personas fallecidas desde que fue reportada. Aunque el padecimiento se registra principalmente en la costa sur, ya se reportan dos casos en el departamento de Guatemala.