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El culto a la delgadez, ¿una herramienta de control de la derecha?

Escrito por María de la Paz Castañón

El culto a la delgadez nunca se fue, no nos engañemos. No es una moda inofensiva, es una muestra de cuánta fuerza está ganando la extrema derecha. Parece que no podemos escapar de los videos en TikTok sobre qué debe comer una persona para bajar de peso, que cada celebridad que antes predicaba la aceptación corporal ha adelgazado muchísimo o se ha operado para hacerlo, y que las pasarelas de moda vuelven a glorificar cuerpos extremadamente delgados. El culto a la delgadez es una herramienta perfecta para sostener el status quo actual, especialmente dirigido hacia mujeres jóvenes y adolescentes.

Por María de la Paz Castañón

El mecanismo es más simple de lo que pensaríamos: para radicalizar la idea necesitan personas jóvenes, con la capacidad de razonamiento reducida; y qué mejor manera de hacerlo que con mujeres al inducir un trastorno alimentario.

Es conocido universalmente que comer menos afecta nuestra capacidad de razonamiento. En el Estudio de Minnesota sobre Inanición Humana, de Ancel Keys, los hombres sometidos a restricción alimentaria reportaron que el síntoma más temprano y persistente de su experiencia de inanición (debilidad extrema por falta de alimento) fue una obsesión con la comida. Todos experimentaron "ineficiencia intelectual", que se manifestó en concentración disminuida, ritmo de aprendizaje más lento y juicio deteriorado. Algunos hombres respondieron coleccionando recetas y libros de cocina, comiendo más rápido de lo normal y soñando con comida. 

Existen grupos que posicionan la delgadez como algo más que estético, lo convierten en un imperativo moral y esto es una muestra clara de lo que los académicos llaman "fascismo corporal", la creencia de que ciertos cuerpos son inherentemente superiores a otros. Lo preocupante es que estas jerarquías están todas conectadas: cuerpos blancos sobre cuerpos racializados, cuerpos cis sobre cuerpos trans, cuerpos capacitados sobre cuerpos con discapacidad, y cuerpos delgados sobre cuerpos gordos. 

Los algoritmos de redes sociales han perfeccionado la máquina de radicalización. Un estudio demostró que TikTok puede empujar contenido promoviendo delgadez extrema a usuarios de 13 años en menos de ocho minutos, y continúa bombardeándolos con este material cada 39 segundos. Los mismos espacios digitales que promueven la restricción alimentaria extrema son los que después introducen ideología de extrema derecha.

Esta obsesión con el control corporal no es nueva en los movimientos fascistas. Históricamente, estas ideologías siempre han promovido visiones "idealizadas" del cuerpo humano como parte de proyectos más amplios de ingeniería social.  Lo que sí es nuevo es la sofisticación con la que esto opera en el entorno digital. La extrema derecha ha aprendido a usar mujeres en sus campañas públicas, precisamente porque sus voces hacen que estas ideas parezcan menos peligrosas y más legítimas. Han normalizado la gordofobia como una posición moral defendible, y desde ahí es un paso muy pequeño hacia la normalización de otras formas de supremacía.

El problema es que muchos de nosotros seguimos tratando esto como si fuera solo una cuestión de preferencias estéticas individuales o preocupaciones de salud genuinas. No lo es. Reconocer esto significa entender que nuestras maneras de conceptualizar la belleza de manera individual no existen en un vacío: están moldeadas por fuerzas políticas que tienen agendas muy específicas. Es normal que nos atraviesen estos estándares y que nos sea difícil aceptarnos como somos naturalmente, sin embargo, no podemos continuar perpetuando estos espacios por medio de nuestro discurso y comportamiento.

La resistencia real requiere rechazar la premisa fundamental de que algunos cuerpos valen más que otros. Significa crear espacios donde la diversidad corporal sea genuinamente celebrada, no tolerada. Y significa entender que la lucha por la liberación corporal es también resistir un proyecto político que quiere usar nuestras inseguridades para controlarnos. Porque al final, cuando permitimos que nuestro valor humano sea dictado por números en una báscula, no solo estamos dañando nuestra salud mental individual, estamos alimentando exactamente los mismos sistemas de jerarquización y control que los movimientos fascistas necesitan para prosperar.

La pregunta es: ¿estamos listas para reconocer que liberar nuestros cuerpos es un acto político fundamental y parar de ser cómplices de esto?

Referencias: 

Reeves, E., Grimes, K., Burkholder, C., & Drago, J. (n.d.). What happens if you don’t eat enough? 9 ways undereating affects your body and mind. Equip Health. Recuperado el 31 de julio de 2025, de https://equip.health/articles/food-and-fitness/what-happens-if-you-dont-eat-enough

Shearing, L. (2025, April 8). How the far right is using thinness to radicalise women and teen girls. openDemocracy. https://www.opendemocracy.net/en/opendemocracyuk/far-right-body-fascism-women-girls/

Vargas, L. (2024, December 6). OP-ED: The people’s Ozempic: Thinness, white supremacy, and fascism. Afropunk. https://afropunk.com/2024/12/op-ed-the-peoples-ozempic-thinness-white-supremacy-and-fascism/

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María de la Paz Castañón

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