Agricultoras intercambian semillas nativas para diversificar sus cultivos en Alta Verapaz
Escrito por Prensa Comunitaria
Unas 17 comunidades, de distintos municipios de Alta Verapaz, se reunieron en la aldea Chichut Cerro Lindo, Cobán, para conmemorar el Día Mundial de la Alimentación. En la actividad intercambiaron plantas y semillas de manera solidaria, además de compartir sus experiencias en la recuperación y diversificación de sus cultivos, luego de que una sequía afectara la producción agrícola en 2024.
Por Yeimi J Alonzo
En la aldea Chichut, Alta Verapaz, a una media hora de Cobán varias comunitarias y comunitarios se prepararon desde muy temprano para recibir a las y los guardianes de semillas nativas. La mayoría de asistentes son personas que se dedican a la agricultura y que conservan sus semillas y que han ampliado su diversidad con los intercambios que realizan.
Entre sonrisas y saludos, población de las aldeas Camcal, Najtinabaj, Sehubub, Sequixquib, Tzapur, Sáacte, Nuevo Aquil, Laguna Chiquita, Inupal, y otras más, empezaron a llegar con cajas, canastos y bolsas llenas de flores, frutas, ramas y follajes de gran variedad, para reunirlas en el interior de la escuela del municipio como punto de encuentro.
El encuentro del 17 de octubre, dio inicio al ritmo de un son Q’eqchi’, ejecutado con chirimía y el tun, dando ritmo a una pequeña ceremonia maya en la que se agradeció a la madre tierra por los frutos y semillas que reunieron para que a donde vayan, encuentren tierra fértil.

Entre flores y velas se inició el encuentro de intercambio de semillas nativas en Chichut, Alta Verapaz. Foto: Yeimi Alonzo
Consumir más sano y en armonía con la naturaleza
Esta actividad fue organizada por la Asociación para el Desarrollo Integral Comunitario Indígena (ADICI), que realiza estos encuentros dos veces al año, y que esta vez quisieron que coincidiera con el 16 de octubre, Día Mundial de la Alimentación, una fecha que destaca la labor vital de las y los agricultores en un contexto donde la alimentación es cada vez más plástica e industrializada.
“Me gusta mucho esta actividad porque a nosotras las y los jóvenes también nos ayuda mucho para salir adelante. Ahora ya no consumimos mucho de lo que está en la tienda, lo que sale en nuestra tierra tiene más vitaminas. Es muy importante mostrar eso a los niños que vienen después de nosotros”, dijo Vilma Floridalma Col, de la aldea Sáacte.
Durante la actividad las personas intercambiaron semillas, pero al mismo tiempo también conocimientos y experiencias. La organización del evento buscó visibilizar la diversidad de alimentos y plantas que aún se cultivan en los huertos familiares de la región maya Q’eqchi’, como una muestra de que muchas comunidades en el país siguen alimentándose en armonía con la madre tierra.

En la región Q’eqchi’ se cultivan diversidad de alimentos y plantas. Foto: Yeimi Alonzo
Después del intercambio, las personas asistentes pudieron disfrutar de un intervalo de marimba, para luego retomar el tema y hablar de la importancia de contar con semillas para sembrar, ya que sin ellas no es posible sostener estas prácticas, añadieron. Según los asistentes, esa es una de las razones por la que organizan encuentros solidarios que promueven el intercambio, la cooperación y la soberanía alimentaria entre las poblaciones.
Buscan recuperar las formas ancestrales de cultivo
En el intercambio de conocimientos se reflexionó sobre la preparación y conservación de las semillas frente al cambio climático o fenómenos naturales como la sequía que amenazó los cultivos en 2024, afectando especialmente la producción de maíz y cardamomo, dos de las principales fuentes de ingreso para gran parte de la población al norte del país, y que agravó las condiciones para las y los agricultores.
La sequía es una de las mayores preocupaciones o amenazas a los cultivos pues hizo que los huertos se secaran y que las familias no contaran ni con agua para beber.
Por ello, buscan recuperar las formas ancestrales de cultivo que aún se conservan en algunas comunidades mayas, como los sistemas agroforestales que combinan cultivos bajo sombra y que permiten que las plantas más pequeñas sobrevivan durante el verano.

La mayoría de participantes en este encuentro fueron mujeres. Foto: Yeimi Alonzo
También se destacó la importancia de la milpa como cultivo fundamental para la alimentación local, pero se resaltó la siembra de otros alimentos como la yuca, malanga, plátanos y una amplia variedad que aportan a una dieta saludable, siempre bajo prácticas agroecológicas.
En ese sentido, agricultoras de cuatro comunidades compartieron su experiencia directa con el sistema milpa, señalando que no se trata de un monocultivo de maíz, sino de un cultivo diversificado que incluye frijol, chile, hierbas y ayotes.
Otras asistentes dijeron que a través de llevar de manera ordenada sus cultivos ahora pueden ver la cantidad de plantas que crecen y han recuperado la tierra que, por uso de agroquímicos, se ha ido dañando. También compartieron experiencias con la producción de miel y la recuperación de especies de abejas concibiendo a la naturaleza de manera integral.
Estos métodos permiten producir alimentos 100% naturales, que cobran importancia frente a las problemáticas en el departamento, que aún registra el mayor número de casos de desnutrición severa en el país. Sin embargo, esta realidad resulta paradójica cuando en espacios como este se visibiliza la enorme riqueza natural y la diversidad de cultivos que las familias producen. Esto implica reflexionar sobre las causas estructurales de esta situación, como la desigualdad en la tenencia de la tierra y la persistente conflictividad agraria en Alta Verapaz.
El intercambio comunitario como práctica solidaria
Luego de compartir gran variedad de alimentos hechos a mano, con ingredientes naturales puestos en venta durante el intercambio de experiencias y conocimientos se reconoció el esfuerzo de las personas que más presentaron un mayor número de diversidad de plantas y semillas, para después realizar el esperado intercambio, que despertó la alegría en los asistentes, pues llevarían plantas nuevas de regreso a sus hogares.
“He ido a otros departamentos como Petén, Quetzaltenango, Chimaltenango de donde traje también semillas de camote, y que ahora pegó aquí en Inupal. Con ADICI he estado en capacitaciones y he levantado de nuevo mi cultivo. Traje ayote, naranjas y mandarinas, canela, tamarindo, y llevaré yuca, malanga, güisquil y otras semillas. Me gustó mucho el intercambio. Aprendí que antes de sembrar también hay que pedirle a Dios para que crezca y se pueda levantar a los niños con ese alimento”, expresó el señor Martin Jones, de la aldea Inupal de Cobán.

Las mujeres intercambiaron todo tipo de semillas en la aldea Chichut Cerro Lindo, Alta Verapaz. Foto: Yeimi Alonzo
Esta experiencia, más que un simple acto de compartir, promueve la soberanía alimentaria y la economía solidaria entre las comunidades, prácticas inseparables y complementarias que desvinculan el dinero como único medio de intercambio. “Me gusta mucho intercambiar nuestros cultivos. El año pasado también asistí, cambiamos los que trajimos de la casa y llevamos otros que no teníamos”, relató la señora Amelia, de la comunidad Camcal.
“En estos intercambios ellas adornan con flores sus semillas, pues son sagradas. También intercambian entre las comunidades sus conocimientos sobre cómo se siembran, cómo se comen o si son plantas medicinales, se comparten cómo utilizarlas”, compartió Chahim Huet, coordinadora de ADICI.
Norma Esmeralda Juárez, de la comunidad Tzapur de San Pedro Carchá, expresó: “traje menta y ahora voy a llevar ruda. Ya llevo dos años de venir, ayudan estos intercambios porque uno aprende también de medicina. La menta es medicinal y sirve también para la fiebre y la tos”, explicó mientras mostraba sus plantas.
Las mujeres y su conexión con la tierra
Las mujeres, responsables de la alimentación diaria, especialmente cuando hay niños y niñas, han aprendido a trabajar la tierra y recuperar su relación con ella.
“En ADICI hemos observado que las mujeres tienen un gran potencial como productoras agrícolas, principalmente porque están en el hogar y tienen un fuerte vínculo de cuidado con la tierra. Además, suelen estar más pendientes de la comida y de lo que se prepara en casa. Por ello, trabajamos mayoritariamente con ellas, ya que existen pocos espacios donde puedan mostrar su trabajo y sentirse orgullosas de los frutos que producen”, compartió la coordinadora.

Las mujeres tienen un gran potencial como productoras agrícolas según los organizadores de este intercambio. Foto Yeimi Alonzo
“Nos gusta esta actividad porque traen varias semillas. Hoy llevé banano, pacaya y traje albahaca, algodón y naranjilla, también flores. Estamos alegres porque también aprendimos a sembrar por surco y a sembrar güisquiles para cultivarlos en la casa y alimentar a nuestros hijos, y que también ellos aprendan a guardar las pepitas para cuando llegue el día de la siembra”, comentó Berta Fernández, de la aldea Tzapur de San Cristóbal Verapaz, añadiendo que al hacer estas prácticas en su comunidad otras mujeres se han acercado a preguntar sobre los cultivos.
Marcela Caal, terapeuta social que trabaja con terapeutas comunitarias en temas de sanación y medicina natural, indicó que ven el aspecto de la sanación personal. “Vemos la sanación personal porque también es una forma de terapia ocupacional cuando la mujer va a trabajar su tierra. Cuando diversifica sus cultivos no solo de alimentos sino de flores, de plantas medicinales o de árboles frutales, eso también hace que las mujeres eleven su autoestima y recuperen su identidad como mujeres Q’eqchi’ o Poqomchí y su relación con la tierra”, compartió.
Caal explicó que son las mujeres las que toman más conciencia sobre el cuidado de la tierra. “Somos las mujeres las que toman más conciencia en cuidar la tierra porque no estamos pensando en hacer monocultivo a dónde ir a vender. Las mujeres, como lo van a consumir, se preocupan más en cuidar la naturaleza, en cuidar el territorio, eso ayuda a que también recuperen su salud”, concluyó.

Las comunidades de Alta Verapaz han realizado un gran esfuerzo por cultivar la tierra Foto Yeimi Alonzo
“Si no fuera por ese soporte de cuidados de las mujeres al campo, muchas familias estarían en grave riesgo de hambruna, justo por eso estamos acá en el área de Alta Verapaz donde hay mucha desnutrición. Estas comunidades han hecho grandes esfuerzos por cultivar la tierra y rescatar muchas semillas nativas y criollas, que ahora también comparten con otras familias y pobladores del lugar”, añadió la coordinadora.
Al finalizar, hicieron un llamado a recapacitar en las ciudades y las comunidades sobre qué es lo que se come y la importancia de valorar los alimentos naturales que las mujeres cultivan con esfuerzo y sin agroquímicos, e invitan a comprar sus productos a precios justos, reconociendo que una buena alimentación es fundamental para la salud.
Participaron de esta nota
Prensa Comunitaria
367 artículos
Andina Ayala
¿Qué hay detrás de la intención de desaparecer a las semillas nativas y criollas? ¿ Qué acciones realizan las mujeres que luchan por la soberanía alimentaria en sus territorios?. Ruda te cuenta cómo las mujeres se activan en la conservación de las semillas.
Paolina Albani
Agricultoras y campesinas maya Poqomam realizaron una caminata pacífica el pasado 18 de septiembre, que culminó en la aldea Barranca Honda, Palín, Escuintla, donde expresaron su oposición a la construcción de un proyecto de lotificación de casas en esa zona, pues es agrícola.
Prensa Comunitaria
Imagine que se rescataran semillas ancestrales, criollas y nativas de nuestros ancestros mayas, que se preparen y sean sembradas por cientos de mujeres campesinas en todo el país y que además tengan bancos de estas semillas criollas para el intercambio y el desarrollo sostenible de muchas comunidades. En Guatemala es una realidad y una organización está trabajando en esto desde hace más de diez años.